Sábado, por la mañana. El sol brillaba, parecía que iba a ser un gran día. Luego del desayuno emprendí mi viaje hacia el centro de la ciudad para realizar una actividad que nunca había realizado a pocas horas de comenzado el día Sábado. Me dirigí hacia el museo Genaro Perez, con la intención de vivir una experiencia diferente, conocer nuevos espacios de recreación y por sobre todo intentar insertarme en el mundo del arte.
Al ingresar me encontré inmerso en un mundo que nunca había estado, me sentí raro. Empecé por recorrer el piso de abajo, donde se encontraban obras de artistas relacionados con el arte Cordobés, como es el caso de Emilio Caraffa. A medida que fue pasando el tiempo era como que me iba acostumbrando a interpretar todo lo que conlleva en sí la pintura, a pesar de tener un conocimiento casi nulo sobre ella.
Continué el recorrido y me detuve en una obra que capturó mi atención, la obra que mas me interesó de todo el museo.
Se trataba de un conjunto de retratos dibujados por una persona que trabaja como creador de identikits. Estaban compuestos de once representaciones de la cara de una misma persona descripta por once sujetos diferentes, valga la redundancia.
Era increíble ver como a partir del relato de diferentes personas sobre un mismo sujeto retrataban rasgos muy diferentes del individuo en cuestión. Creo que llamó mi atención ya que era algo tan sencillo como un identikit pero expuesto en un ámbito poco usual, como un museo, y comparados entre sí de acuerdo a los diferentes relatos. Probablemente me haya interesado de manera especial ya que desde niño me siento atraído por las novelas policiales y sus maravillosos enigmas.
Luego de haber visto la obra nombrada anteriormente, continué recorriendo el museo, disfrutando de lo que estaba viendo, mejor dicho, tratando de interpretar las obras que se encontraban y por sobre todo, intentando entender a la gente que estaba a mi alrededor visitando el museo, dentro de la cual, a la mayoría se le notaba admiración por las esculturas.
Pasada alrededor de una hora decidí marcharme. Me retiré con la sensación de que había conocido un nuevo espacio de ocio, anteriormente desconocido y aunque no comprendí del todo “el mundo del arte”, debido a que era mi primera experiencia por voluntad propia en un museo, me impuse la decisión de asistir a lugares similares en un futuro con el objeto de aprender más sobre el tema en cuestión.
Datos de lugar
Museo Genaro Perez
Av. General Paz 33, Córdoba, Argentina.
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